La asociación entre la piel clara, la exposición al sol excesiva, y el melanoma maligno cutáneo (MM) está bien establecida. Podemos afirmar que la exposición repetida e intensa durante la infancia a la radiación ultravioleta incrementa el riesgo de melanoma en la edad adulta. Por tanto, también es importante tener en cuenta la aparición de lunares en la infancia.
Los factores de riesgo conocidos y contrastados para el desarrollo del melanoma maligno incluyen:
Antecedentes familiares de melanoma, la presencia de nevus displásicos (lunares de aspecto irregular en forma y distribución del pigmento)
Presencia de numerosos lunares y una historia personal de quemaduras y/o exposición solar intensa en la infancia.
Algunos expertos de reconocido prestigio volvieron a destacar durante la celebración de la Reunión Anual de la Academia Americana de Dermatología celebrada en Washington DC el pasado mes de marzo, en que aquellos pacientes con numerosos nevus melanocíticos están en mayor riesgo de desarrollar melanoma.
Estudios sobre los lunares en la infancia
En este sentido, en un estudio reciente publicado en la revista Archives of Dermatology, por expertos en Dermatología Pediátrica de la Universidad de Denver, acerca de la aparición de los lunares en la infancia, establecen que: "Aquellos niños de piel muy clara que están expuestos al sol desde muy pequeños (aunque no sufran quemaduras) tienen mayor tendencia al desarrollo de lunares múltiples y quizás melanoma en la adolescencia y edad adulta. Por tanto es necesario controlar los lunares en la infancia."
Este estudio se inició con 1.145 niños reclutados en el área metropolitana de Denver. De este grupo inicial, 696 niños se sometieron a 3 exámenes anuales de la piel. Los investigadores redujeron el grupo mediante la exclusión de los pacientes pelirrojos (considerado como un grupo genéticamente diferente con una incidencia basal baja de nevus o lunares). Los investigadores siguieron a esta población y cuantifican la aparición de nevus melanocíticos o lunares en la infancia, durante 3 años.
Durante el período de seguimiento de 3 años se observó que aquellos niños de piel muy clara que se bronceaban desarrollaban más lunares que aquellos que no se bronceaban y estos iban aumentando con la edad.
Esta asociación fue independiente de variables tales como el color del pelo, color de ojos, la exposición al sol informada por los padres, horas por semana en el sol, la conducta de protección solar, quemaduras solares pasadas, y la exposición temporal de sol. Simplemente se determinó si esos niños se bronceaban de forma intensa o no. Los niños blancos de piel más oscura no revelaron ninguna relación entre el bronceado y el número de nevus.
Conclusión sobre el estudio de los lunares en la infancia
Estudios previos ya han demostrado que entre los niños blancos, aquellos con los fototipos de piel más claro (fototipos I y II) hay un 50% más de probabilidades de tener melanoma maligno, que aquellos con fototipos más oscuros. Además, existe una clara asociación entre una historia de múltiples quemaduras solares y recuentos altos de lunares, como indica un estudio publicado en la revista Pediatric Dermatology.
La conclusión a la que llegan los investigadores es que los niños con fototipos de piel muy clara que se broncean desarrollan más lunares. La pregunta es si además de lunares podrían tener más riesgo de desarrollar melanoma si se broncean.
Los expertos de la Universidad de Denver añaden valor a los conocimientos previos al relacionar el bronceado con el desarrollo paulatino de lunares en niños con piel muy clara, incluso a una edad temprana. Podemos concluir por tanto, que mientras la aparición de lunares nuevos no se relaciona con el bronceado en niños con piel más oscura, en aquellos con piel muy clara sí existe una asociación entre la aparición de lunares en la infancia y el bronceado.
Debido a que muchos melanomas no se producen sobre lunares ya existentes, la presencia de múltiples lunares en la infancia, probablemente sirve como un marcador de daño de la piel inducido por radiación ultravioleta y quizás una posible susceptibilidad a melanoma.Este hallazgo no debe suponer una alarma, simplemente constata el hecho de que los fototipos claros son más vulnerables al sol y debemos concienciar a los padres para que ejerzan una fotoprotección adecuada y responsable.
El empleo de cremas de protección solar de alto índice en los niños ha aumentado de forma considerable durante en la última década, pero se estima que aún existe casi un 30% de niños que no recibe una protección adecuada diaria durante la exposición solar. En este sentido, los dermatólogos tenemos la responsabilidad de promover estrategias de educación en fotoprotección tanto en el ámbito familiar como en el ámbito escolar.