En nuestra consulta de Dermatología infantil es frecuente que los padres nos pregunten acerca de los cuidados de la piel del recién nacido aún sin que se observe ninguna alteración o enfermedad. Simplemente, piden consejo para establecer la mejor rutina de cuidados. Y esto es importante, dado que si los cuidados son los adecuados, vamos a evitar muchos problemas potenciales en el futuro. Y es que con la llegada de un nuevo miembro a la familia, surgen múltiples aspectos a tener en cuenta acerca de los cuidados que necesita, tanto en relación a su alimentación, horas de sueño y de forma muy relevante los cuidados diarios de su piel.
¿Qué cuidados necesita la piel del recién nacido?
La piel del recién nacido sufre una adaptación progresiva al ambiente fuera del útero materno y durante las primeras semanas necesita un cuidado especial. Esta piel es muy sensible, delgada y frágil. La barrera epidérmica que protege frente a agresiones e infecciones es aún inmadura y es importante tenerlo en cuenta. Para que la función barrera sea adecuada, debemos prestar atención a ciertos aspectos relacionados con la higiene, el baño, los productos cosméticos y productos de limpieza o antisépticos.
En el pasado se pensaba que la función de barrera cutánea alcanzaba su madurez a las 34 semanas de gestación, (Unos 7 meses de embarazo) Sin embargo estudios recientes demuestran que continúa desarrollándose hasta 12 meses después del nacimiento. Debido a este motivo, la piel es muy frágil y delgada al nacimiento, y por ello se puede producir mayor absorción de ciertos productos químicos, medicamentos o abrasiones ante cualquier leve traumatismo o fricción (como por ejemplo un apósito adhesivo o “tirita”.
Productos para los cuidados de la piel del recién nacido
Debemos prestar especial atención a ciertos ingredientes que se encuentran en muchos productos cosméticos y no es suficiente que exista una etiqueta que indique “testado dermatológicamente” “pH neutro” o “contiene ingredientes orgánicos”. El propilenglicol, por ejemplo, se encuentra en multitud de cremas hidratantes y puede producir irritación de la frágil piel del recién nacido en concentraciones mayores al 5%.
Otros ingredientes que desaconsejamos para la piel del recién nacido son:
Lauril sulfato de sodio (SLS): Es un potente irritante de la piel que daña la barrera protectora. Cuando se combina con otros productos como triclosan, puede resultar más irritante.
Laureth sulfato de sodio (SLES) y laureth sulfato de amonio: Son agentes que pueden producir espuma en productos tales como pasta de dientes, gel de ducha o espumas de baño.
Metilisotiazolinona: Presente como conservante de champús, acondicionadores y toallitas higiénicas.
Otras consideraciones acerca de los productos que empleamos en la piel del bebe es respetar la fecha de caducidad de los envases.
Hidratación de la piel del recién nacido
En cuanto a la hidratación de la piel de los niños recién nacidos en principio la aconsejamos dado que las cremas emolientes reducen el riesgo de desarrollar brotes de dermatitis en bebés con historia familiar de atopia, previenen la sequedad y las fisuras, reducen la pérdida de agua transepidérmica y mejoran la integridad de la piel. Normalmente los bebés presentan descamación de la piel que se denomina descamación fisiológica. Ésta se presenta alrededor del segundo día de vida y será más importante en los bebés más maduros y más leve y tardía en los prematuros; se completa alrededor de la primera a segunda semana de vida. Esta descamación alarma a algunos padres, pero no se trata de una enfermedad ni se debe a sequedad. Simplemente es una “muda” de la piel temprana, que se adapta para pasar del ambiente intrauterino al exterior.
En el empleo de cremas hay que prestar atención a los ingredientes potencialmente dañinos, así como los perfumes, que podrían ser irritantes. En el caso de los bebés prematuros, es preferible no emplear productos muy oclusivos (grasos) ya que algunos estudios indican que podrían favorecer las infecciones cutáneas. En estos niños, los aceites vegetales serían más aconsejables, preferiblemente en poca cantidad y añadidos en el baño.
Baño del recién nacido
Cuando se baña al recién nacido es necesario centrarse especialmente en las áreas que necesitan más atención, como la cara, el cuello, los pliegues y el área del pañal. No recomendamos utilizar esponjas y como antes indicábamos hay que evitar los jabones agresivos. Tampoco se aconseja que el baño dure mas de 5 minutos y la temperatura aconsejable es de unos 37,5 grados. Esta temperatura puede parecer algo “fría “ a priori pero es la que mayor confort asegura al niño. Las temperaturas altas en el agua ocasionan maceración y pueden aparecer grietas en las yemas de los dedos. El baño puede ser diario, siendo de corta duración salvo en bebés prematuros, que deben bañarse cada 2-3 días en principio, salvo que su pediatra establezca otra pauta.
Los agentes de limpieza ideales deben ser líquidos, suaves, sin jabón, sin fragancia, con pH neutro o ligeramente ácido; no deben irritar la piel ni los ojos del bebé ni cambiar el manto ácido protector de la superficie de la piel. Algunas madres prefieren utilizar únicamente agua sin añadir nada mas al baño, pero el empleo de estos agentes suaves de limpieza es mejor que usar solo agua, tanto en términos de higiene (eliminar mejor restos de orina, sudor…). Se puede lograr un efecto protector adicional en la piel del bebé y del niño con un agente de limpieza líquido que contenga un emoliente, como aceites de baño y limpiadores extra grasos. En cuanto al momento adecuado para introducir los agentes de limpieza en el baño de los lactantes, algunos estudios recomiendan su uso poco después de la caída del cordón umbilical mientras que otros especifican un tiempo que va de 2 a 6 semanas después del nacimiento. Sin embargo, este tiempo varía según la preferencia personal de cada madre.