Es frecuente que en la consulta indiquemos a los padres que en verano la dermatitis atópica de los niños mejora o remite completamente, al cesar las bajas temperaturas y los procesos febriles que pueden desencadenar los brotes. También los viajes a zonas litorales con mayor humedad ambiental pueden ser beneficiosos.
Sin embargo, los baños en las piscinas pueden producir un aumento del eccema en algunos casos, dado que el cloro contiene oxidantes que actúan como irritantes en la piel de los niños con dermatitis atópica.
Y no es el cloro el único agente irritante que puede exacerbar la dermatitis atópica: diversos estudios sugieren que la dureza del agua doméstica (que se mide por su riqueza en minerales, sobre todo calcio y magnesio) puede ser un factor desencadenante clave de la dermatitis atópica en niños predispuestos. En las regiones donde existe mayor concentración de sales minerales en el agua se registran hasta un 10% más de casos de dermatitis atópica infantil que en otras zonas.
Investigadores de la Universidad Católica de Louvain (Bruselas) han publicado un estudio reciente en el que se evalúa la progresión de la dermatitis atópica en niños expuestos a aguas cloradas o con alto contenido en carbonato de calcio y otras sales minerales.
En cuanto a la asociación de la atopia con la dureza del agua el estudio determina que la relación es directamente proporcional. Cuando el contenido de carbonato de calcio supera los 100 miligramos por litro de agua la dermatitis atópica empeora en todos los casos analizados, aumentando la gravedad si aumentaba la dureza del agua.
Es conveniente realizar una visita al dermatólogo antes del inicio de las vacaciones, para evaluar el estado del niño, la gravedad de los brotes pasados y trazar un plan personalizado que se ajuste a sus necesidades.
Aunque no podemos evitar que los niños se bañen en la piscina, podemos minimizar los riesgos de la aparición de nuevos brotes acortando el tiempo que permanecen en el agua, aplicando cremas “barrera” unos 15 minutos antes del baño y aportando una hidratación extra tras el mismo, con productos de higiene especialmente formulados para pieles atópicas.
En los casos en los que los niños están expuestos a aguas domésticas ricas en sales minerales también puede ser de utilidad un dispositivo descalcificador.