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Foto del escritorDra. García Millán

Dermatitis Atópica y alergia a los alimentos

Actualizado: 26 mar 2022



Entre las preguntas más comunes que realizan los padres de los niños atópicos en la consulta, se encuentra la referente a la dieta. Es cierto que en determinados casos algunos alimentos pueden provocar un empeoramiento de la clínica, pero antes de atribuir dicho efecto a los alimentos ingeridos por el niño, debemos asegurarnos de ello.


El padecer dermatitis atópica predispone a ciertos niños a sufrir alergias alimentarias, pero no ocurre en todos los casos.


La alergia alimentaria y la dermatitis atópica son dos enfermedades asociadas desde el punto de vista epidemiológico, pero no todos los individuos que padecen dermatitis atópica tienen alergias alimentarias y viceversa.


Las alergias alimentarias afectan a un 30% de los niños atópicos. Los más frecuentemente implicados son el huevo, la leche de vaca, soja, pescado y frutos secos. La reacción puede ser aguda, en forma de ronchas (urticaria) o bien aparecer como empeoramiento del eccema.


Investigadores de la Universidad de British Columbia (Vancouver) prefieren referirse a intolerancias alimentarias, en aquellos casos en los que el alimento empeora el eccema o dificulta la recuperación del brote, sin producir otras manifestaciones como habones, dolor abdominal o hinchazón facial.


Estas intolerancias, se manifiestan sobre todo en los lactantes atópicos, y su importancia va siendo menor con la edad.


Este grupo de expertos asegura,en un artículo publicado en la revista “Annals of Allergy, Asthma and Immunology,” que la exacerbación de la dermatitis atópica con los alimentos cobra especial importancia en los tres primeros años de vida, atenuándose después. En muchos pacientes van siendo menores según el niño va creciendo, incluso pueden llegar a desaparecer.


En los lactantes atópicos, la alergia a proteínas de la leche de vaca puede manifestarse hasta en un 50% de los casos, pero no siempre existe un empeoramiento de la dermatitis. Ciertos hidrolizados lácteos pueden ser beneficiosos, pero no la sustitución de la fórmula habitual por leche de soja.


También mencionan que ciertos alimentos como el plátano, el kiwi o las fresas contienen sustancias que favorecen la liberación de histamina, lo que puede producir enrojecimiento de la piel y aumento del picor, independientemente del curso de la dermatitis. A estos alimentos se les puede atribuir erróneamente ser causantes de alergia alimentaria. También es frecuente el efecto irritativo del tomate, que suele producir enrojecimiento peribucal sin corresponder a un proceso alérgico.


Los padres pueden sospechar una intolerancia alimentaria si la dermatitis previa empeora con la introducción de nuevos alimentos.


Debemos prestar atención en estos casos, porque es frecuente que los lactantes atópicos tengan exacerbaciones de su eccema coincidiendo con la introducción de alimentos y no exista una verdadera alergia alimentaria, debiéndose el empeoramiento al cambio que supone un nuevo alimento en la rutina del niño. En estos casos, la actitud adecuada será observar la evolución de la dermatitis, y evitar la restricción alimentaria precoz.


En cualquier caso, será el pediatra el responsable de la alimentación del niño y en casos seleccionados, probará la tolerancia del alimento sospechoso cada cierto tiempo. Los eccemas tienden a mejorar pasado un mes del inicio de la introducción del nuevo alimento, por lo que cualquier modificación en la dieta se haría en aquellos casos que no mejoran con el tratamiento adecuado durante varios meses y siempre que se confirme la existencia de una alergia alimentaria.


Para confirmar la presencia de una alergia alimentaria remitiremos al niño al alergólogo infantil, que le realizará el prick test (punción), en el antebrazo. Esta prueba consiste en la introducción de pequeñas cantidades de posibles alérgenos alimentarios (sustancias que pueden producir alergia) mediante una pequeña punción con una finísima aguja. Algunos expertos aseguran que esta prueba puede generar algunos falsos positivos en atópicos, debido a la gran reactividad de su piel. No debemos someter al niño a dieta alguna si no existe la confirmación clínica de la alergia.


Originalmente publicado en El Blog de AEPNAA




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