Los “antojos” o “manchas de nacimiento” constituyen lesiones cutáneas de diversa naturaleza, forma y color que se manifiestan en el nacimiento o poco después. Representan un amplio espectro en cuanto su forma de presentación e implicaciones clínicas y un motivo de consulta muy frecuente. En algunos casos los padres refieren preocupación al respecto, tanto por razones estéticas como por la posibilidad de que exista algún problema asociado a la presencia de las mismas. Normalmente es el pediatra quien va a evaluar al niño en primer lugar, derivándolo al Dermatólogo posteriormente. Es necesario que estas lesiones sean examinadas por un especialista en dermatología infantil para asegurar un correcto diagnóstico individualizado y un adecuado seguimiento posterior.
En una gran mayoría de casos las manchas de nacimiento son lesiones únicamente limitadas a la piel sin implicaciones clínicas adicionales, pero en otras ocasiones podrían constituir el primer signo de una enfermedad más grave, resultado de un fallo en el desarrollo embriológico o fetal lo que requerirá la realización de ciertos exámenes complementarios. En la consulta prestaremos especial atención al tamaño, forma y distribución de las manchas.
Un número elevado de lesiones, combinación de varios tipos y afectación de una gran extensión en la superficie corporal podrían suponer afectación de órganos internos. Otro aspecto a tener en cuenta sería la localización de las manchas de nacimiento. Cuando se presentan en la línea media del cuero cabelludo, cara o zona lumbar siempre debemos descartar afectación de zonas profundas mediante una ecografía o resonancia magnética según el caso, dado que podrían asociarse a alteraciones neurológicas o esqueléticas. También prestamos atención a los cambios bruscos en color, forma o tamaño que no sean acordes al crecimiento del niño.
Tipos de manchas de nacimiento
Las manchas de nacimiento son muy variadas, pero las que con mayor frecuencia observamos nuestra consulta debido a su mayor incidencia son:
1. Manchas pigmentadas. Pueden ser solitarias o múltiples, más claras o más oscuras.
Varias manchas marrón claro o “café con leche”: Se ubican en cualquier zona de la superficie corporal. Si se encuentran de forma aislada o en escaso número suelen precisar únicamente un seguimiento periódico. En el caso de que sean múltiples o se asocien a otras alteraciones cutáneas debemos descartar otras enfermedades como la neurofibromatosis.
Manchas marrones solitarias: suelen corresponder a nevus congénitos, que en el recién nacido pueden confundirse con otro tipo de manchas de nacimiento debido a su color más claro. Con el paso del tiempo van oscureciéndose y en la consulta realizaremos una valoración integral (registros de imagen, seguimiento periódico y planificación de extirpación si se considerase oportuno). Normalmente los nevus congénitos pequeños (menores de 1,5 cm) son los que vemos con más frecuencia y no suelen constituir problemas adicionales, pero siempre deben ser valorados por un especialista.
Manchas azules: Suelen verse en región lumbosacra, pero podría localizarse en otras zonas. Son también conocida como "mancha mongólica" debido a que es más frecuente en asiáticos. Puede dar la sensación de aumentar de intensidad durante un corto período de tiempo, para posteriormente irse atenuando hasta llegar a desaparecer en los primeros cuatro años.
2. Manchas rosadas, rojizas o violaceas.
Son de origen vascular. Las más frecuentemente observadas son las “manchas salmón”, (conocidas también como “picotazo de cigüeña” o “beso de ángel”) de color rosado, planas y bordes difusos. Un alto porcentaje de recién nacidos puede presentarlas (más del 75%). Se localizan en párpados, entrecejo y nuca. Algunos pacientes tienen la mancha solo en el entrecejo y en otros casos puede ser más extensa, observándose en todas las zonas descritas. Si están localizadas en la cara tienden a desparecer de forma espontánea en más del 90% antes de los tres años. Sin embargo, las de la nuca suelen persistir de por vida. Dado que se trata de una entidad frecuente y benigna no solemos realizar ninguna intervención al respecto, salvo en algunos casos que no regresen. En estos pacientes podríamos emplear láser de colorante pulsado con unos excelentes resultados. En cualquier caso estas manchas deben evaluarse cuidadosamente ya que podrían existir algunas dudas diagnósticas con manchas en vino de oporto a algunos tipos de hemangiomas, cuya evolución sería diferente a la descrita en las manchas salmón.
Hemangiomas: Aquellos presentes al nacimiento constituyen un grupo de hemangiomas llamados hemangiomas congénitos. Estos pueden presentar un patrón de crecimiento muy rápido que puede alarmar a los padres y en cualquier caso, aunque también desaparecen con el tiempo, son lesiones que deben siempre ser valoradas por el dermatólogo infantil. En estos casos el espectro clínico de presentación así como las implicaciones es muy variado y podemos encontrarnos desde lesiones banales a otras más complejas tanto en localización como evolución, de lo que dependerá su pronóstico. Por este motivo es conveniente evaluarlas en estadios tempranos, ya que el tratamiento precoz, en caso de ser necesario, será mucho más satisfactorio.
3. Manchas blancas
Estas manchas al igual que las oscuras, pueden ser solitarias, múltiples o en ocasiones abarcar una extensión considerable de la piel. Algunas se deben a la ausencia de melanina en la zona afectada, pero otras corresponden a una falta de vascularización. En muchas ocasiones no son muy evidentes y pueden ser observadas de forma casual. Las manchas blancas más frecuentes que vemos en recién nacidos son los nevus acrómicos (se observan en aproximadamente un 1% de recién nacidos) seguidas por los nevus anémicos. Después existen otras muchas manchas blancas, mucho menos frecuentes pero que debemos siempre evaluar cuidadosamente ya que en algunos casos podrían constituir una manifestación adicional de enfermedad sistémica con alteraciones oculares, neurológicas y/o músculo esqueléticas. (Esclerosis tuberosa, hipomelanosis de Ito).