La infección por el virus de molusco contagioso es un problema común en la consulta de Dermatología Infantil. En un estudio reciente realizado en Madrid, casi un 0,8% de los pacientes pediátricos derivados al dermatólogo por su pediatra de atención primaria están afectados.
El molusco contagioso es un virus que se adquiere en la infancia y se transmite por el contacto directo con la piel o al compartir utensilios. Se han documentado como fuentes de infección toallas de baño, saunas, piscinas y ludotecas infantiles. En general los niños suelen favorecer el autocontagio y diseminan las lesiones muy fácilmente mediante el rascado. También es frecuente que puedan verse afectados los familiares directos, en especial hermanos pequeños, que aún no estén inmunizados.
Consisten en pequeñas pápulas (lesiones de un milímetro o menores) color piel o rosadas, con un aspecto perlado. En ocasiones puede verse una depresión central o umbilicación de las mismas. Los moluscos pueden adquirir tamaños considerables de hasta varios centímetros en algunos casos.
En niños atópicos la infección por el virus del molusco contagioso es muy frecuente y suele ser recurrente. Podemos observar eccemas alrededor de las lesiones, tanto en atópicos como en no atópicos. El significado de estos eccemas es una respuesta inmunológica a la infección, lo que produce la curación en ciertos casos.
Se trata de una infección sin gravedad y autolimitada, que suele resolverse sin un tratamiento específico en un periodo variable de tiempo, que puede oscilar entre los 6 meses y 4 años. Por este motivo, una actitud expectante puede ser una buena medida en aquellos casos en los que se observa regresión o número de lesiones muy limitado. También puede ser motivo de observación la localización de las lesiones o una corta edad del paciente. El tratamiento activo se realiza en caso de progresión descontrolada de la infección y las molestias que pueden asociarse a la misma (prurito, excoriaciones). En niños atópicos el prurito asociado a la infección puede alcanzar un 25%. La preocupación de padres y cuidadores por motivos estéticos o epidemiológicos (contener la infección en colegios, guarderías, piscinas) también puede originar la demanda de tratamiento.
La experiencia del dermatólogo con pacientes pediátricos es fundamental a la hora de garantizar un tratamiento correcto. Respecto al abordaje terapéutico, no disponemos de una terapia antiviral específica para el virus del molusco contagioso. En la inmensa mayoría de nuestros pacientes emplearemos métodos destructivos si decidimos realizar tratamiento. La elección del mismo depende de la edad del paciente, presencia de dermatitis asociada o la localización de las lesiones.
Podemos optar por:
Técnicas quirúrgicas como curetaje o raspado. La crioterapia no se aconseja en niños, debido a que es dolorosa y produce hiper e hipopigmentaciones.
Agentes tópicos con respuesta inflamatoria local (hidróxido de potasio, ácido salicílico, cantaridina, tretinoina y otros retinoides).
Modificadores de la respuesta inmunitiaria (imiquimod).
Láser de colorante pulsado.
Es fundamental individualizar el tratamiento de cada uno de nuestros pacientes, para asegurar el éxito del mismo. En función de la técnica que utilicemos, indicaremos un procedimiento domiciliario que generalmente completa la terapia.
El índice de recurrencias es variable tras el tratamiento y puede oscilar desde un 0,5% a un 18%, por lo que es importante resaltar este hecho. No siempre que realizamos tratamiento activo de la infección cutánea por virus de molusco contagioso podemos asegurar que el niño no volverá a reinfectarse de nuevo.