La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel, crónica, recurrente y de carácter hereditario. Cursa en brotes y sus principales características son la aparición de eccemas y el picor.
Su incidencia se ha triplicado en los últimos 30 años y afecta al 15% de la población española, llegando a afectar casi a un 30% en el caso de los niños, en el primer mundo, en especial en las ciudades. Debemos resaltar que es una enfermedad compleja y multifactorial que ejerce un impacto muy relevante sobre la calidad de vida de los pacientes.
Entre las principales causas de este aumento los expertos coinciden en que la contaminación ambiental, la alimentación de las mujeres embarazadas, las exposiciones a ciertos tóxicos además del estilo de vida occidental pueden tener un papel relevante.
Recientemente han surgido nuevos fármacos para el tratamiento de la dermatitis atópica que podremos añadir a los tratamientos más clásicos y que han mostrado muy buenos resultados en los estudios clínicos publicados hasta la fecha. También se han desarrollado novedades en cuanto a las estrategias de tratamiento, dando más importancia al papel activo del entorno familiar y escolar de los niños que padecen dermatitis atópica, así como a las terapias complementarias que se añaden al tratamiento médico para el control de los eccemas.
Novedades para el tratamiento de la dermatitis atópica
Durante más de 10 años, apenas hemos asistido a novedades en cuanto a tratamientos destinados a la dermatitis atópica, pero en los últimos 3 años esto se ha acelerado debido al descubrimiento de nuevos mecanismos implicados en esta enfermedad. Se han desarrollado algunos medicamentos que podremos incorporar en breve a los que tenemos disponibles hasta el momento. Los más relevantes son:
Crisaborol
Esta nueva molécula frena la actividad de una enzima llamada fosfodiesterasa 4, que se ha demostrado que está implicada en los brotes de dermatitis atópica, facilitando la inflamación en los eccemas. El principio activo ya ha sido aprobado para su comercialización en EEUU con el nombre de Eucrisa, y será en forma de pomada al 2%. Se aplica de forma tópica para pacientes adultos y pediátricos a partir de los dos años de edad y su principal ventaja es la buena tolerancia además de ser un producto no esteroideo (no es un corticoide).
Tofacitinib
El tofacitinib inhibe otra enzima llamada Jak –Kinasa que está implicada en la liberacion de interleuquinas, las cuales actuarían como desencadenantes de inflamación y picor en el brote de dermatitis atópica. El tofacitinib se aplica de forma tópica, en crema pero a diferencia de crisaborol aún no está aprobado para su comercialización. Los estudios preliminares de seguridad y eficacia son muy prometedores, lo cual nos hace pensar que no tardaremos en asistir a su aprobación.
Productos tópicos
Otros productos nuevos de uso tópico que se están investigando son los Nuevos Inhibidores de la calcineurina, que aún se encuentran en fases precoces de evaluación como la molécula SB011, que estaría emparentada con el actual Pimecrólimus y Tacrólimus, (Elidel, y Protopic, respectivamente) pero al parecer podría controlar de forma más rápida los eccemas según los estudios publicados.
Fármacos sistémicos
En cuanto a fármacos de uso sistémico (vía oral o inyectada) destacaría un inhibidor de fosfodiestarasa vía oral (apremilast) y un anticuerpo monoclonal vía subcutánea 1 vez por semana (Dupliumab).
Apremilast se emplea de forma segura en psoriasis en placas extensa y ha mostrado eficacia para el control de la dermatitis en ensayos clínicos realizados en adultos. En cuanto a dupilumab que se trata de un anticuerpo monoclonal humano, actúa bloqueando ciertas vías inmunológicas implicadas en la patología alérgica. En los estudios realizados en atópicos graves ha mostrado gran eficacia en el control temprano del picor desde las primeras dosis. Esto ocasionó que la FDA lo calificara como “avance terapéutico” en 2014, designación que se otorga a ciertos fármacos que aportan mejoras sustanciales respecto a los tratamientos disponibles. De esta forma, se aceleran los estudios para contar con datos fiables a la hora de comercializarlos.
En conclusión, todo apunta a que, tras más de 10 años sin novedades en cuanto a tratamientos para los pacientes atópicos, en breve podremos tener a nuestra disposición nuevos medicamentos eficaces y seguros que nos ayuden a controlar los síntomas más limitantes y a mejorar la calidad de vida de los niños y adultos que sufren esta enfermedad.