Acaba de salir publicado en el numero de septiembre de la revista Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology uno de mis últimos trabajos, que realicé junto a varios compañeros con mucha ilusión. Se trata de un estudio piloto realizado con factores de crecimiento de plaquetas, aplicados de forma tópica en pieles sensibles o reactivas. Los resultados son esperanzadores, tanto por la mejoría de los síntomas observados en pieles sensibles, como por la tolerancia del tratamiento. Y, aunque es pronto para sacar conclusiones, este estudio nos abre nuevas vías de investigación en el manejo de esta condición cutánea, tan compleja y a veces tan ingrata tanto para médicos como para pacientes.
Qué es la piel sensible
El término piel sensible o reactiva se ha popularizado tanto en foros médicos como en medios de divulgación. Es frecuente oír a nuestro alrededor (también en la consulta de Dermatología) afirmaciones como “no puedo usar este producto porque tengo piel es sensible”. Según la fuente que consultemos, entre el 30 y el 50% de mujeres de 25 a 65 años padece algún tipo de sensibilidad en la piel.
Pero, cuando los dermatólogos decimos que la piel de un paciente es sensible, ¿a qué nos referimos exactamente?
Los síntomas más frecuentes son sensación de sequedad o tirantez, picor y escozor. Los desencadenantes de estos síntomas son muy diversos: agua, frío, calor, maquillaje, cremas, etc. Además, donde esperaríamos ver una piel enrojecida, en muchas ocasiones no se ve “nada”, por lo que las personas que sufren de piel sensible a menudo padecen cierta incomprensión al consultar por su problema.
La piel sensible no es una piel enferma, sino una piel con unas propiedades determinadas. Lo más peculiar es, quizás, lo que no se ve a simple vista: la alteración de la barrera cutánea. Esta afectación se traduce en una mayor perdida de agua y mayor penetración de ciertas moléculas que pueden resultar irritantes (perfumes de cremas, ciertos conservantes y otros ingredientes).
Además, para complicar un poco más las cosas, también es frecuente la manifestación de síntomas de piel sensible en aquellas enfermedades que se caracterizan (entre otras cosas) por la alteración de la barrera cutánea o la inflamación de la piel: rosácea, dermatitis atópica, dermatitis seborréica o acné.
Tratando la piel sensible con plasma rico en plaquetas
Abordar el cuidado de la piel sensible es un reto: el tratamiento que puede ser útil con un paciente, con frecuencia no lo es para otro. Por eso es fundamental evaluar a cada paciente de forma individualizada.
En el estudio que os mencionaba al inicio, seleccionamos pacientes a los que extrajimos plasma para la obtención de factores de crecimiento derivados de plaquetas que posteriormente se destinaron para la elaboración de un "serum" completamente autólogo. Durante tres meses los pacientes aplicaron este "serum" autólogo con los factores de crecimiento.
Los resultados han sido positivos: observamos una mejoría objetiva de la inflamación de base, así como una disminución subjetiva de la sensación de tirantez, escozor y sequedad. Todos lo pacientes toleraron muy bien la aplicación del producto.
Ya conocíamos que el plasma rico en factores de crecimiento de plaquetas es de utilidad en pacientes con diversas alteraciones cutáneas como eccemas, fotoenvejecimiento, etc. y existen diversas publicaciones al respecto. Pero la novedad de este estudio radica en la posibilidad de aplicar el plasma en el domicilio del paciente, de forma tópica y sin necesidad de inyectar el producto.
Aunque es necesario profundizar en estos resultados, nuestro estudio apunta al plasma rico en plaquetas tópico como un tratamiento útil en pacientes con piel sensible tanto por sus beneficios como por la comodidad de aplicación para el paciente.
Seguimos investigando para ofrecer lo mejor a todos nuestros pacientes.