Con la llegada de la primavera y el verano, la fotoprotección debería ser una prioridad, especialmente la de los niños. La exposición solar sin las precauciones adecuadas puede tener consecuencias graves a largo plazo. En esta entrada, exploraremos por qué es crucial proteger a los más pequeños del sol y cómo hacerlo de manera efectiva.
Con el sol llega la fotoprotección...
Año tras año, los dermatólogos nos ponemos manos a la obra con la llegada de la primavera y el verano, realizando revisiones de lunares en la consulta antes de las vacaciones y recordando a nuestros pacientes la importancia de tomar medidas adecuadas para una exposición solar segura.
Y es que la protección solar es de suma importancia en los adultos, pero lo es aún más en los niños, ya que las quemaduras solares en la primera década de vida constituyen un importante factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel en la edad adulta.
...y también llegan las quemaduras y el daño a largo plazo
Parece que estos datos los conocemos de sobra, pero sin embargo, en un estudio realizado en Países Bajos en el otoño de 2021 que fue publicado por la revista médica Frontiers in Public Health, se concluía que los niños pequeños se siguen quemando en verano (el eritema o enrojecimiento transitorio ya supone una quemadura). Además, los padres no tienen una percepción negativa de lo que supone “ponerse un poco rojo” para el futuro de la piel de sus hijos. También se concluía en el estudio que los padres valoran de forma positiva que sus hijos estén bien bronceados, entendiendo que esto supone un signo de protección frente al sol y de buena salud.
Debemos poner el foco en proteger mejor a la población infantil, debido a que la radiación solar en los niños tiene un efecto biológico mayor que en los adultos, lo que les convierte en un grupo poblacional especialmente vulnerable.
La piel de los niños, particularmente hasta los tres años, tiene una concentración más baja de melanina y un estrato córneo (capa superficial) más fino, lo que permite a la radiación ultravioleta, especialmente a la UVA, penetrar más profundamente. Por ello los niños se queman más fácilmente.
Otro dato importante a resaltar es que en los niños, la capa de epidermis más profunda, donde se realiza la regeneración celular, es rica en células madre, las cuales pueden sufrir mutaciones en su ADN como resultado de la exposición solar.
Estrategias de fotoprotección infantil
Por todo ello, las estrategias más adecuadas son la educación en el entorno familiar y escolar, así como el empleo de ropa adecuada, gorro y gafas en la población pediátrica.
El empleo de fotoprotectores debe adaptarse a la edad de los niños, siendo recomendable no usar ningún filtro hasta los 6 meses, debido a la mayor absorción percutánea en esta etapa. A partir de los 6 meses y hasta los 3 años, recomendamos el empleo de filtros físicos y reservamos los demás filtros para mayores de 3 años.
Sin embargo, es importante insistir en que el empleo de filtros solares no debe aumentar el tiempo de exposición solar, sino servir para que nos expongamos de forma más segura. También es fundamental recordar que la síntesis de vitamina D no se ve mermada con el empleo de filtros solares, tal y como se creía hace algunos años.
Protección infantil hoy para un futuro mejor
Proteger la piel de los niños hoy es invertir en su salud futura. Asegurémonos de educar, equipar y proteger a nuestros hijos adecuadamente, para que disfruten del sol de manera segura y saludable. Practica estas recomendaciones y convierte la protección solar en un hábito diario para toda la familia.