A menudo esta pregunta sobre el protector solar se repite de forma recurrente en la consulta de Dermatología Infantil. Y es que en los últimos años la oferta de protectores solares con indicación pediátrica ha aumentado considerablemente, lo que en ocasiones puede ocasionar cierta confusión entre los padres a la hora de elegir el protector solar más adecuado para su hijo.
Los dermatólogos siempre aconsejamos utilizar un protector solar con un índice de protección solar 50+ en todos los pacientes pediátricos. Nuestra principal motivación es evitar las quemaduras solares, ya que existe una relación directa entre la gravedad de las quemaduras solares durante la infancia y la aparición de melanoma.
Los filtros físicos contienen partículas minerales (óxido de zinc o de titanio) y ejercen su efecto protector reflejando la radiación solar. No penetran en la piel, y su capacidad irritante es menor por lo que son los que principalmente aconsejamos en bebés y niños pequeños (de 6 meses a 3 años) así como en niños atópicos. Otra característica de estas formulaciones es que perduran durante más tiempo, debido a su composición, por lo que son más resistentes a la fricción y al agua. Algunas fórmulas pueden resultar demasiado densas y en ocasiones se observa cierta sequedad en cara y cuello de pacientes con piel reactiva. En estos casos y de forma habitual, suele resultar de utilidad aplicar una crema emoliente 30 minutos antes del protector solar. De esta forma minimizamos el efecto secante del filtro sin diluir su capacidad protectora.
En cuanto a las propiedades cosméticas de estos filtros físicos, cada vez podemos encontrar en el mercado productos mejores y texturas más ligeras, dado que las partículas minerales que componen estos filtros son cada vez de menor tamaño.
Los filtros químicos de amplio espectro suelen estar compuestos por partículas orgánicas (avobenzona y oxibenzona) y en mayor o menor medida añaden partículas minerales. Estos compuestos absorben la radiación ultravioleta debido a su estructura molecular y se degradan con el tiempo de exposición solar.
Por este motivo no debemos emplear cremas solares en bebés menores de 6 meses. En estos pacientes las medidas físicas como sombrillas y prendas de vestir deberían ser suficiente, dado que la exposición solar directa está contraindicada en lactantes menores de esta edad.
Como norma general, los dermatólogos infantiles solemos recomendar filtros físicos en bebés, ya que las fórmulas minerales reflejan mejor la luz, no se absorben y tienden a permanecer durante más tiempo sobre la piel, ejerciendo un efecto protector más completo y adecuado en los lactantes. En niños mayores de 3 años podemos utilizar otras fórmulas pero teniendo en cuenta que los atópicos pueden no tolerarlas, incluso empeorar por lo que en este grupo de pacientes emplearemos filtros físicos en todas las edades, de forma preferente.